Mediados de un otoño moderadamente lluvioso y temperaturas suaves. Los días ya son más cortos, las noches frías y el amanecer nublado. La fructificación se generaliza en el colectivo arbóreo, la savia trabaja para perpetuarse antes de desvestir las ramas, pero también llenan despensas, son botines enterrados y sacian estómagos y buches de temporada.
Los amaneceres otoñoles en la Sierra de la Culebra son de una belleza sublime.
La descendencia lobuna prosigue su desarrollo. En estas fechas aún son lobatos, aunque ya muestran maneras de temibles depredadores. Son dependientes de la manada adulta, esperan el sustento en lugares de encuentro y en ocasiones se desplazan acompañando a los cazadores hasta su presa. Están muy “canturrones” o dicho de otro modo, aúllan desafinando porque también están en prácticas. (Aquí podéis escuchar un coro de aullidos con cachorros). Es recién entrado el invierno cuando comenzarán a entrenar sus capacidades evolutivas en esto de matar para sobrevivir, mandato existencial.
Soberbio individuo mostrando su «abrigo» ya avanzado el otoño.
Es un día cualquiera en la Sierra de la Culebra, es decir, caracterizado por el tenso devenir entre los que comen y los que son perseguidos para saciar el siempre impulso exigente del hambre. Un lobo adulto recorre un suelo trabajado por la maquinaria forestal, se adentra en un pinar de aprovechamiento comercial cercano a una masa de castaños maduros, productivos y con sus hojas coloreadas de ocres. Su pelaje ya es denso, cobrizo e intensamente signado; su mirada, la de siempre, caramelo y temerosa del hombre.
Zona de encame, juego y alimentación posiblemente de los lobatos.
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Sangre de jabalí. Presente en todo el escenario de captura.
Es por la mañana, en sus primeras horas, nadie sospecha el truculento desenlace próximo a descubrir.
La luz se desvanece relevando el refulgente firmamento. Nos retiramos como animales de actividad diurna que somos. Nos encontramos a la distancia, perpendicular al pinar, con nuestras pupilas dilatadas en un esfuerzo por intuir donde proyectamos la zancada. Los músculos de improviso se nos tensan, el oído se agudiza, las orejas se comportan como parabólicas, el pelo despunta y la adrenalina es volcada al torrente sanguíneo. La manada con sus lobatos al unísono se encuentra en plena sinfonía, es un aullido a coro, definido e intercalado por fieras refriegas, esas «disputas cariñosas” propias de los lobos cuando “se sientan a la mesa”. Repiten, insisten en hacerse escuchar. Petrificados, seguimos atentos y detectamos como a la distancia, apenas un rumor, se produce la respuesta de otros dos lobos que interpretan las coordenadas de los comensales.
Contenido estomacal del jabalí compuesto de castaña masticada.
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Intestinos del jabalí.
Si, son los lobos los que escenifican este primer, para nosotros y, último acto para los actores secundarios en esta función de ecología práctica: los castaños y su maná rico en proteínas y tierno masticar, las castañas; y los golosos acorazados de pezuñas y recio pelaje oscuro, los jabalíes. Porque el primer plato para los lobos fue un jabalí, y a su vez, para estos, supusieron las nutricias castañas. La materia de los organismos en continuo traspaso y transformación.
Escasa deyección de lobo. La tendencia al marcaje es irrefrenable.
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Pelo de jabalí. Se aprecia sus dos tipos: 1. jarra: largo, recio y externo. 2. borra, más claro, fino e interno.
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Astilla de un hueso.
Recreando con imaginación lo acontecido, la incursión de los lobos por el castañar a sabiendas de la atracción que sus frutos ejercen en los jabalíes, debió terminar con el encuentro y su posterior persecución desenfrenada bajo la oscuridad del dosel planifolio hasta el lecho carnicero, donde el cuerpo sentenciado reposó sanguinolento sobre un manto de acículas y, entre un aluvión de dentelladas.
Vista general del escenario de captura.
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Castaña pelada con sorprendente habilidad por jabalí.
Como siempre, magnificas palabras. Digno envoltorio del baile compuesto por el ligero levitar y la súbita contundencia de la sombra en el pinar
Eres un grande!
Muchas gracias
Que maravilloso animal
Que hermosa explicación y descripción