Las abejas son insectos voladores estrechamente vinculados a las avispas y las hormigas, y son conocidos por su papel en la polinización. Existen casi 20.000 especies conocidas en el mundo, y de siete a nueve familias reconocidas, aunque muchas no están descritas y el número real es probablemente mayor.
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Espectacular congregación de abejas solitarias.
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Las distintas especies de abejas solitarias suelen construir sus nidos en juncos, materiales leñosos sin duramen, huecos de la madera, o más comúnmente en túneles en el suelo. Las abejas solitarias (sp.) que ilustran esta entrada, construyen sus nidos en el suelo con la bonita y espectacular particularidad alfarera de sus entradas. Sin duda, un tributo al origen ígneo del material de construcción usado.
Aunque las hembras de las abejas solitarias hacen nidos individuales, algunas especies son gregarias, y prefieren construirlos cerca de otros de la misma especie, provocando la sensación de que es un insecto social. Los grandes grupos de nidos de abejas solitarias se llaman agregaciones, distinguiéndose así de las colonias.
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Fabulosas construcciones cimentadas a base de líquidos bucales.
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La especie que tratamos se la considera comunal, dado que hemos apreciado que por nido se presentan varias hembras, pero cada una construye sus propias células de forma independiente. La principal ventaja de este comportamiento parece residir en que la entrada al nido es más fácil de defender de los depredadores y parásitos si residen varios individuos.
Las células son cámaras de cría en las que se deposita un huevo acompañado de una generosa dotación de polen (a veces mezclado con néctar formando una consistencia pastosa) como futuro alimento para la retoña larva; después son selladas. Normalmente terminado este cometido, repetido en varias ocasiones, suelen desfallecer hasta la muerte. Serán luego los pretendientes los primeros en emerger con la imperiosa necesidad de aparearse con las hembras que nacerán más tarde.
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Hembra emergiendo de su nido.
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Las abejas solitarias, a diferencia de las abejas melíferas y los abejorros que son generalistas, suelen recolectar el polen de una o varias especies/géneros de plantas. Observaciones personales en este caso, apreciaron la preferencia por el género Halimium. Como adultas se alimentan de néctar, dulce efluvio fuente de energía; y también de polen, con el que obtienen proteínas y otros nutrientes.
Las abejas solitarias tienden a ser menos defensivas que las abejas sociales, hasta el punto que las hembras, a no ser que se encuentren realmente amenazadas, no suelen picar.
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Ejemplo de relación comunal entre hembras.
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