Cada año, entre mediados de septiembre y mediados de octubre, en la Sierra de la Culebra se presenta lo que quizá pueda considerarse como el espectáculo natural más salvaje de nuestra vieja y maltrecha Iberia. Y es que los ciervos zamoranos, con diferencia, son auténticos monumentos de homenaje a la especie. Son aquí, entre brezales y pizarras, donde se muestran con mayor magnificencia en completa libertad y acechados por el depredador social más temible de nuestra geografía: el lobo ibérico.
La tasa de bramidos determina la fortaleza del macho. Pueden llegar a las 8 vocalizaciones por minuto en plena disputa.
Todo el protagonismo lo acaparan en un momento que se caracteriza por el retumbar nocturno y crepuscular de la berrea, exageración sonora que pretende potenciar la impresión de tamaño corporal frente a sus rivales y también la capacidad viril de cara a las hembras; por el recién estrenado armamento óseo de sus cuernas con el que entrechocar el marfil de sus candiles y coronas, y el exhausto careo acaparador de hembras para conformar harenes, estrategia que asegura la descendencia de sus valiosos genes frente a otros competidores.
Cornamenta de espectacular simetría en un ejemplar adulto de más de 6 años.
El ciervo ibérico es único, es nuestra subespecie exclusiva diferenciada del resto de las doce subespecies presentes en Eurasia y el Magreb. Con respecto a los europeos, su talla es algo menor, el berreo en los machos es más agudo, su coloración más grisácea y el cráneo más pequeño, pero no por ello se presentan faltos de poderío y majestuosidad.
El proceso hormonal que da lugar al celo, viene influido por los cambios ambientales, más en concreto por el descenso del fotoperiodo, es decir, el acortamiento diurno de los días y la bajada de temperaturas. Los años muy secos, con escasez de alimento, también puede condicionar la fenología reproductiva.
Los amaneceres en la Sierra de la Culebra son de una belleza inigualable.
Se sabe que el bramido de los machos resulta tan irresistible para las hembras que la excitación provocada también puede activar su ovulación. A su vez, ellos de inmediato detectan las feromonas emitidas arrugando el labio superior, forma de atraer las partículas odoríferas hasta el órgano de Jacobson, el encargado de descifrar tan irresistible perfume.
Cervus elaphus es el único ciervo del mundo que cuando berrea saca la lengua.
La persecución de las hembras es incesante durante el celo. Normalmente, si éstas no están del todo receptivas, solo tienen que dar unos pasos para hacer fracasar las montas.
Los 25 días que dura la berrea, supone un desgaste físico para los machos de tal magnitud que pueden llegar a perecer por agotamiento. La lucha con otros machos, el mantenimiento de los harenes, las cópulas y el ayuno voluntario parcial o total, pueden llevar hasta el límite semejante entrega amorosa.
Preciosa librea de un macho adulto.
El armamento que soportan sobre sus cabezas tampoco resulta gratuito, las cuernas son el tejido óseo que más rápido crece en el mundo animal. Durante su desarrollo tienen que descalcificar parcialmente su propio esqueleto perdiendo en este proceso entre el 1% y el 5% de su peso.
El suelo también sufre las embestidas de las cuernas y la acción de las pezuñas. En ocasiones estas escarbaduras se acompañan de orina.
El éxito de la selección sexual culmina superado el enfrentamiento con otros machos de similar fortaleza. Este consiste en aproximaciones con intercambio de berridos y recorridos en paralelo evaluando al adversario. Si después de la exhibición consideran que el desafío es ineludible, las cuernas estallarán impulsadas por poderosas musculaturas.
Roble desmochado y sometido a las prácticas de lucha.
Algún cervatillo es capaz de apurar los últimos tragos lactantes entre el caos reinante durante la berrea.
Las generaciones futuras agradecerán estos «esfuerzos».
Las cuernas, recién estrenadas en agosto, lucen así de espléndidas.
“Entre violáceas callunas, los aguerridos se pertrechan de coronadas cuernas; la tensión de la brama desafía y golpea el aire; el harén homenajea con la cópula lo defendido a sangre y hueso. Solo los elegidos son honrados con el destino a perpetuar”. Lobisome Naturaleza.
El final más glorioso es ser cazado por un gran depredador. La naturaleza se engrandece aún más manteniendo sus procesos vitales.
Tenia previsto ir este año pero el trabajo no me lo ha permitido. Envidia total la que tengo por los que hayáis disfrutado de la berrea, las esperas de lobos y el maravilloso paisaje. Espero poder ir a la próxima. Un saludo.
No te preocupes Maria José, el próximo año por las mismas fechas volverán a berrear 😉
Precioso documento, el año que viene contad conmigo!!.
!! Comparto!!
Contamos contigo Patxi! 😉
Articulo muy interesante, ojalá este turismo vaya creciendo. Tuve el placer de ver los ciervos en la Sierra de la Culebra y es una experiencia chulísima. La próxima esperamos ver los lobos!!.
Ya has comprobado el paraíso natural que es la Culebra. Volverás a ver a los protentosos Ciervos seguro…y el lobo, depende de él 😉
magnificas fotografías sobre todo la de la bruma en la sierra de la culebra.